sábado, 9 de mayo de 2015

Eje

He bebido de la vida el sigilo mudo con el que la tarde corroe la esperanza de las cosas y, aún así, no he encontrado otro camino que desollar mi piel cuando llega la noche y aullar torpemente a otro animal pixelado y eléctrico en el que no encuentro el rostro de la tristeza.

Lamo las heridas de mis costados cada que una promesa llama al teléfono. He pensado seriamente en cancelar mi contacto con el mundo, pero su beso se ha convertido en el único tren que me lleva al centro de mí misma.

Texto: Daniela Prado

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